El panorama político que se avizora de cara al año 2028 y todo el transcurrir del próximo cuatrienio que se iniciará el 16 de agosto, podría otorgar una gran cabida a la oposición política, si esta tiene la capacidad de actuar con madurez y caminar con pasos firmes hacia la obtención del poder, para lo cual tiene que poner los oídos en el corazón de las vicisitudes, males y padecimientos que están afectando a la ciudadanía.
Lejos de enfrascarse en los dimes y diretes, enfrentamientos y descalificaciones propios tras la conclusión del proceso electoral, la oposición debe proyectar sus fortalezas y sobre todo las debilidades del oficialismo y el PRM, los cuales no cumplieron con su meta al trazarse como objetivos imponer la reelección del presidente Luis Abinader obteniendo más del 70% del electorado, y ganar la senaduría del Distrito Nacional con Guillermo Moreno.
A pesar de la actitud avasallante presentada por el oficialismo, el partido gobernante no pudo lograr sus objetivos trazados obteniendo solo un 57% en los comicios del 19 de mayo y a pesar de enfocar todos sus esfuerzos para ganar la senaduría del Distrito Nacional su candidato perdió abrumadoramente, acto que sirvió a su vez para demostrarle a la oposición que si se hubiese producido una alianza monolítica como se llevó a cabo en la capital, se habría obtenido mayor cantidad de senadores, diputados, alcaldes, directores de distritos municipales, regidores y vocales y sobre todo podría haberse presentado un escenario de segunda vuelta desfavorable para el oficialismo.
La oposición debe poner de manifiesto ante la población que la Constitución prohíbe al presidente Luis Abinader repostularse nuevamente, pero el mandatario muestra un afán desmedido por modificar la Carta Magna; a esto se suma que el Gobierno todavía no ha asumido su segundo periodo y ya hay más de diez funcionarios haciendo proselitismo por la nominación presidencial del 2028, lo que desde ya ha ocasionado una aparente rencilla en la cúpula perremeísta, llevando a su presidente José Ignacio Paliza a llamar la atención públicamente de los que aspiran.
La oposición debe poner sus oídos en el corazón del pueblo y canalizar el descontento que muestra la población ante los padecimientos que le azotan por el desborde de la delincuencia e inseguridad ciudadana, el alza constante en los productos de primera necesidad que está llevando cada vez más a disminuir el poder adquisitivo de la gente y la falta de oportunidades.
Los partidos de oposición, asimismo, deben mostrarle a la sociedad que la reforma fiscal debe ir enfocada a disminuir los gastos corrientes del Gobierno y no a aumentar los impuestos en perjuicio de la clase media y de los que menos pueden.
Cada partido político de oposición está llamado a jugar su rol de fortalecerse y asumir sus estrategias de empoderamiento, y todos juntos presentar propuestas opositoras claras con vocación de poder y unidad monolítica en torno a una visión de conformación de un bloque opositor en capacidad de fungir de contrapeso ante cualquier acción desmedida que pueda emprender el Gobierno.
Cada organización política opositora debe retomar la bandera de salir por separados a conquistar e integrar a cada uno de los ciudadanos que sienten algún descontento y ven en la oposición y en las fuerzas opositoras un medio para canalizar sus ideas e integrarse a aportar a sus comunidades y al país.
En fin, la oposición política está llamada a mostrar madurez ante la coyuntura política que se presenta en el momento, que podría ser desfavorable para el oficialismo y favorable para la oposición, si esta la sabe interpretar y capitalizar.
Ramón Raposo
Periodista y diputado nacional electo por el PRD
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