Por Balbueno Medina
Algunos sectores han querido comparar el momento que vive la República Dominicana con el 1984, cuando después de Semana Santa se produjo la poblada que le costó al país cerca de 300 vidas de personas inocentes o culpables y que ha quedado marcada en la psiquis de los ciudadanos de este territorio.
Quienes le han querido infundir miedo a la población dominicana con esa comparación por bajar la popularidad del gobierno o pretender frenar los casos de corrupción que se ventilan en la justicia dominicana, le hacen un flaco servicio a la nación y corren el riesgo de que tal acción se revierta contra ellos.
Es innegable que en los actuales momentos vivimos un proceso inflacionario que se ha venido prolongando por la situación del Covid-19, y ahora por el conflicto que mantiene Rusia contra Ucrania, lo que ha disparado los precios del barril de petróleo en el mercado internacional, pero coyunturalmente es algo muy diferente a las causas que motivaron la poblada del 1984.
El gobierno no ha sido lo suficientemente explicativo para desdecir los infundios que esos sectores han querido vender al comparar el país del 1984, con la República Dominicana que tenemos hoy, debido al nivel de conciencia que tienen los ciudadanos con relación a los fenómenos sociales, políticos y económicos que se producen en el contexto que vivimos.
Tampoco los sectores políticos y de otra índole que por provecho propio han querido manipular la opinión pública, han entendido que nuestro país cuenta con una clase media bien informada que se interrelaciona con los de arriba y los de abajo, y que en esa socialización se retroalimenta creando conciencia a los más excluidos del sistema respecto al comportamiento de los movimientos que se producen en el entorno mundial.
De ahí, es que los que han querido crear la bola de humo haciéndole creer a ciertos sectores de la población dominicana que nos encontramos a la puerta de un estallido social similar al del 1984, pierden de vista que el nivel de información con que cuentan los más amplios segmentos de la sociedad dominicana esdiferentes a los que manejaban los ciudadanos de esa época.
Recuerdo que el expresidente Leonel Fernández, dijo en una ocasión que “el dominicano que menos sabia daba para Papa”, y quizás no estuvo lejos de la verdad porque no conozco a ningún dominicano que se le pregunte del tema que sea, por lo más difícil que sea, que no dé una respuesta, aunque sea equivocada.
Eso revela el nivel de información que manejan nuestros ciudadanos, por lo que querer manipular a la población vendiéndole informaciones falsas a través de las redes sociales y artículos de opinión mal documentados, con el avieso interés de querer dañar al gobierno y por vía de consecuencia la imagen de la nación no es una acción sensata y dominicanita, porque demuestra todo lo contrario.
La población dominicana está atenta al curso que llevan los acontecimientos internacionales con relación a la pandemia del Covid-19 y la amenaza de invasión de Rusia a Ucrania, y sabe que el recrudecimiento de ambas situaciones no solo tendrá repercusiones económicas en el plano local, sino a escala global, por esa razón juzgará las acciones de quienes han querido sacar provecho a un problema exógeno.
El problema inflacionario global es un fenómeno provisional, que podría durar todo el 2022, como también podría terminar a mediados de año, como ha pronosticado la presidenta del Banco Central Europeo, Cristine Lagarde, lo que significa que quienes mantienen la campaña de promover la desestabilización social del país por el aumento de los precios de los alimentos de primera necesidad, pudieran mantener su vigencia dependiendo de lo que suceda en el mundo con relación al comportamiento de la pandemia y los vientos de conflagración que se produzcan entre Rusia y los países de la Ottan, liderados por los Estados Unidos.
No obstante, creo pertinente que los que por aventura o desconocimiento han pronosticado una nueva poblada para la República Dominicana, deberían de estudiar un poco de Sociología y Psicología comparativa de la sociedad dominicana de los años 80s y el siglo 21, para que saquen sus propias conclusiones y vean que no es posible manejar a su antojo el comportamiento de nuestros ciudadanos como lo hicieron en 1984, por el nivel de conciencia y maduración que ha adquirido el dominicano de hoy.
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