Por Balbueno Medina
Sin lugar a dudas, que República dominicana ha cambiado en la forma de manejo de la cosa pública en los primeros cien días de gestión del presidente Luis Abinader, sobre todo en lo que tiene que ver con su estilo de gobernar.
En este corto tiempo, hemos aprendido a conocer la capacidad de razonamiento, la humildad y la justeza con que el nuevo gobernante ha podido manejar asuntos de Estado, que otros mandatarios dejaban pasar o sencillamente lograban imponer por la investidura que representaban.
El nuevo comportamiento implantado por el presidente Abinader, comenzó a perfilarse cuando sin ningún rodeo, a requerimiento de diversos sectores la población, dispuso la reformulación del proyecto de presupuesto del 2021, por las cargas impositivas que contenía afectando la mayoría de los ciudadanos en este momento de pandemia.
No obstante, a eso, esa condición del primer mandatario de la nación, que ha sido bien valorada por la mayoría de los dominicanos, fue reafirmada cuando con justeza dispuso el ascenso del 2do Teniente Salvador Sánchez, encargado del Destacamento Policial de Castañuelas, por haber actuado correctamente en el cumplimiento de su deber al resistir la imposición del Senador de Montecristi Moreno Arias, quien solicito la excarcelación de un reo acusado de múltiples hechos.
Pero si los hechos que señalamos nos muestran a un presidente Luis Abinader, justo consciente y reflexivo, no es menos cierto que también encontramos en el presidente que elegimos la mayoría de los dominicanos a un ser humano que en lo que lleva de gobierno ha cumplido al pie de la letra todo cuanto prometió al electorado nacional durante la pasada campaña presidencial.
Abinader, desde que asumió la presidencia de la República el 16 de agosto, lo primero que hizo fue designar un Ministerio Publico independiente como le había prometido a la nación para que tomara las decisiones que consideraba necesarias en materia de combate a la corrupción, en el entendido de que la mayoría de la población dominicana sospecha que funcionarios del pasado gobierno cometieron actos indecorosos en el desempeño de sus funciones en perjuicio del Estado.
De igual manera, el mandatario cumplió con el compromiso de promover la designación de una Junta Central Electoral, independiente de los partidos políticos, y de nombrar un gabinete gubernamental con profesionales competentes en cada una de las áreas del gobierno, lo que le ha merecido ganarse el respeto y la confianza de los diferentes sectores de la sociedad dominicana.
Esa capacidad de resiliencia y el comportamiento disruptivo que ha llevado Luis Abinader, al palacio nacional que le han permitido romper con los paradigmas que los presidentes habían mantenido desde la creación de la República, ha sido lo que le ha distinguido entre los gobernantes dominicanos, y que a partir de ahora trazará las nuevas pautas de dirigir el Estado dominicano.
No solamente por su humildad, justeza y raciocinio, sino por el respeto a la institucionalidad y la independencia de los poderes del Estado, porque entre las cosas que se resaltan hizo al llegar al este, el devolver la autoridad al funcionariado del gobierno, porque al implantar lo que nosotros denominamos “mega visitas”, el presidente Luis Abinader, dispuso que cada incumbente recobrara la competencia de costear y dirigir la solución de los problemas que les son atinentes a sus funciones, contrario a lo que se hizo durante las “visitas sorpresas”, del ex presidente Danilo Medina, donde él lo definía todo.
En consecuencia, la valoración que en estos primeros cien días de gestión ha recibido el presidente Abinader, de más de un 70 por ciento de aceptación popular, ha sido consecuencia de su nueva forma de gobernar el pueblo dominicano y de actuar consonancia con las aspiraciones y el sentir de la población dominicana que lo llevo al solio presidencial.
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