Por Balbueno Medina
La credibilidad y confianza del pueblo dominicano en la Junta Central Electoral (JCE), se han restablecido gracias al trabajo tesonero que han venido llevando a cabo los miembros de ese organismo, de cara al montaje de los comicios que se celebran el próximo año en el país.
Pese a la complejidad de las modalidades de elecciones que se llevaran a cabo, en febrero y mayo del 2020, y al reto que implica el cumplimiento de los plazos establecidos por la Ley 33-18, de Partidos y Agrupaciones Políticas, los miembros de la JCE, han demostrado la cohesión, el arrojo y la disposición de establecer un antes y un después, en la historia de ese organismo, con el montaje de esos eventos.
Sin embargo, para que la Junta Central Electoral pueda cumplir con las responsabilidades puestas sobre ella, debe fundamentalmente recibir el espaldarazo de los partidos políticos, los demás poderes del Estado y de la sociedad dominicana en su conjunto, debido a que de las elecciones del 2020, dependerán la salud de la democracia dominicana y la sobrevivencia del sistema de partidos políticos, cuya credibilidad registra uno de los índices más bajos en la historia de nuestra nación.
El Senado de la Republica fue sumamente inteligente cuando en su afán por levantar la moral y confianza de la Junta Central Electoral, decidió poner al frente de ese organismo al doctor Julio Cesar Castaños Guzmán, debido a que en su primera gestión logró colocar a la JCE en uno de los primeros sitiales de confianza y credibilidad en el seno de la sociedad, algo que sin lugar a dudas ha vuelto a lograr junto a un grupo de hombres y mujeres que están decididos a levantar definitivamente la imagen de esa institución.
La madurez que han exhibido los miembros del Organismo de Comicios, donde por primera vez se observa una definición de liderazgos internos, representa la mayor evidencia por la que la población dominicana ha cambiado su opinión favorable hacia la Junta Central Electoral, en un momento en que lo necesita más que nunca por lo que representan las elecciones del 2020 para nuestro país.
Es por esa razón, que en el tiempo que llevan al frente de la JCE los miembros de la misma, todavía no han tenido la primera contradicción que pueda poner en duda la cohesión que existe en ese equipo, y por el contrario con cada una de sus acciones han demostrado que el propósito de cámara al montaje de las elecciones es el mismo.
Los miembros que acompañan al doctor Julio Cesar Castaños Guzmán en esta segunda gestión de la Junta Central Electoral, Henry Mejía, Roberto Saladín, Carmen Imbert Brugal y Rosario Graciano, son profesionales con hojas de servicios y probidad profesional, que bajo ninguna circunstancia se prestaran a poner en dudas ninguna de las acciones que habrán de emprender de cara a sus responsabilidades con el montaje de las elecciones, y eso es una garantía para el futuro electoral del país.
Los hechos que han ocurrido en el Registro Civil, donde a cada rato se detectan irregularidades con documentaciones falsas que les expedidas a delincuentes que se esconden en la República Dominicana, en nada perjudican la imagen de los miembros de la Junta Central Electoral, ni de esa institución, porque se ha demostrado que eso obedece a una vieja práctica que se ha dado en ese Organismo durante largo tiempo por parte de empleados y funcionarios medios que cobran dinero para cometer esos delitos.
Por suerte que la propia Junta Central Electoral ha anunciado que ha iniciado la depuración de miles de cedulas para detectar los fraudes que se han venido cometiendo y con los cuales han sido favorecidos algunos narcotraficantes internacionales, para que definitivamente se le ponga un freno a esa situación, y que ojala que esa medida sea extendida hasta el personal que se encarga de manejar esos expedientes para acabar con esa práctica.
Con esas medidas y la verticalidad con que los miembros de la Junta Central Electoral, se han venido manejando de cara al proceso electoral del 2020, es evidente que nos encontramos ante un equipo de hombres y mujeres comprometidos con devolverle al país, la confianza y la credibilidad que necesitan la democracia y la institucionalidad de nuestra nación para seguir avanzando.
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