La situación de Haití en el año que casi concluye, ha sido de una gravedad tal que las seguridades de que el presidente Jovenel Mose pueda mantenerse en el poder, para cumplir su período de cinco años, son tan inciertas, que tiene pocos apostadores a favor.
Moïse se tambalea en el poder mientras bandas armadas con sofisticados pertrechos se han apoderado de barriadas populares, mayormente en la capital, Puerto Príncipe, donde siembran el terror, imponen precio a los secuestros y su ley entre los moradores.
MoÔse podría estar en una situación mucho mejor, pero su inexperiencia política le hace daño al momento de encarar problemas nacionales de envergadura como las recientes manifestaciones que pedían una investigación sobre sobornos en el caso de Petrocaribe.
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