Los investigadores creen que el sospechoso podría ser responsable de al menos siete asaltos de este tipo, aunque solo tres de ellos han sido denunciados. En un incidente ocurrido en febrero pasado, el delincuente atracó a un hombre de 50 años a punta de cuchillo y le robó el teléfono y la cartera.
Luego, llamó con el teléfono robado a la mujer de su víctima para revelarles que su marido había acudido a un burdel.
En otro caso en marzo, el ladrón atacó a un brasileño de unos 20 años, a quien forzó a arrodillarse y rogar por su vida. En al menos una ocasión, el sospechoso amenazó con exponer en los medios a los clientes de las prostitutas, en lo que, suponen en la Garda, fue un intento de extorsionar a las víctimas.
La investigación de estos crímenes se ve obstaculizada por el hecho de que muchas víctimas no se atreven a denunciarlos para no revelar su identidad.
"Dadas las circunstancias, cuando los hombres son robados tras salir de un burdel, es natural que exista miedo a denunciar", comentó una fuente policial sobre el caso.
"Sin embargo, existe la preocupación de que el sospechoso esté inmerso en una escalada que puede llevar a un punto en el que alguien pueda sufrir lesiones serias", añadió.
En otro caso en marzo, el ladrón atacó a un brasileño de unos 20 años, a quien forzó a arrodillarse y rogar por su vida. En al menos una ocasión, el sospechoso amenazó con exponer en los medios a los clientes de las prostitutas, en lo que, suponen en la Garda, fue un intento de extorsionar a las víctimas.
La investigación de estos crímenes se ve obstaculizada por el hecho de que muchas víctimas no se atreven a denunciarlos para no revelar su identidad.
"Dadas las circunstancias, cuando los hombres son robados tras salir de un burdel, es natural que exista miedo a denunciar", comentó una fuente policial sobre el caso.
"Sin embargo, existe la preocupación de que el sospechoso esté inmerso en una escalada que puede llevar a un punto en el que alguien pueda sufrir lesiones serias", añadió.
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